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Carla Goyanes, boda de amor y glamour
Acompañada por unos acordes de guitarra es como llegó Carla Goyanes al altar que se montó en el jardín de la Finca Cortesín
Día 18/07/2011
Acompañada por unos acordes de guitarra es como llegó Carla Goyanes al altar que se montó en el jardín de la Finca Cortesín para la ceremonia religiosa de su enlace con Jorge Benguría. Con el rostro oculto tras el velo y un diseño clásico de Rosa Clará de escote en pico, sin mangas y larga cola, la novia era la viva estampa de la felicidad. A su lado, su padre y padrino, Carlos Goyanes, se mostró emocionado pero tristón puesto que la niña de sus ojos se muda a Miami. Con ellos también estaba el hijo de Caritina, Pedrito, de blanco, al igual que el resto de los pajes, entre los que se encontraban los hijos de Fernández Tapias y Nuria González, así como el niño de Pepe Barroso, con adornos florales de Michel Meyer.
Minutos antes, el novio había hecho su paseíllo del brazo de su madre, Concha Astorgui, y Los del Río se sumaban al coro de la Hermandad del Rocío de Triana, que cerraron la ceremonia con la Salve del Olé de Pareja Obregón. La puesta en escena fue todo un espectáculo (obra de Luis García Fraile) con guirnaldas de flores entre las sillas y una alfombra de estera que terminaba en el altar vegetal. Cerca de quinientos invitados pudieron vivir esta unión y alucinar con el paparazzique sobrevoló en un ultraligero por encima de la ceremonia en busca de una exclusiva.
Impresionantes los pendientes de Suárez que la familia de joyeros le regaló a Carla y que lució junto al anillo de pedida y un broche de su suegra. La novia también lució un segundo vestido, más romántico, de silueta sirena y palabra de honor, con el que bailó hasta el amanecer. Antes de eso hubo cóctel y cena servida por Bodegas Campos (buenísimos los aperitivos, especialmente los canapés de rabo de toro y salmorejo) y muy acertado el menú de carpaccio con lascas de foie, ensalada de rape y langostinos, merluza al pil pil y tarta de chocolate. Esta vez Caritina (con vestido de Jorge Vázquez y veinte kilos menos) no anduvo entre fogones, pues su familia quiso que disfrutara de la ceremonia. Su madre, Cari Lapique, fue la más elegante de la boda con un Óscar de la Renta verde esmeralda y zapatos fucsia de plataforma.
No era una alfombra roja, pero hubo derroche de glamour. Como siempre marcando estilo apareció Naty Abascal, a quien urgentemente recomiendo coger algunos kilos. Naty llevó diseño de alta costura de Giambattista Valli, muy parecido al de Nieves Álvarez, que era la versión femenina de ese diseño mientras Naty, la exageración. Acertó con sus flores en el moño al igual que Nuria González con su vestido coral de Juanjo Oliva. También de corto fue Nina ex Junot, que coincidió con su ex, Phillipe Junot, quien sorprendió comulgando en la ceremonia. Juntos bailaron y demostraron que se llevan de cine. Como es normal, los de Marbella de toda la vida tuvieron su espacio. Acudió Gunilla von Bismarck con su ex, Luis Ortiz, su hijo y su nuera; también Charo Vega con su hija, que es un bellezón, los Trapote (Begoña con vestido de Tot Hom en blanco y negro), Pepe Barroso y su mujer, Mónica; Marisa de Borbóncon su marido y su hija Alejandra, que está embarazada de mellizos (serán dos niños) para alegría de su marido, Bosco Ussía...
Uno de los vestidos más aplaudidos, el que llevó Maribel Yébenes y que firma Lorenzo Caprile. De flores y con corpiño, era espectacular. Casi tanto como las «angelinas» de esmeraldas de Rabat que llevó Fiona Ferrer o la delgadez de una Elena Cué, que fue sin Alberto Cortina.El sector juvenil lo protagonizaron Luis Medina y Tamara Falcó, que, cosas del destino, compartieron mesa (no hay buen rollo) mientras Carmen Martínez-Bordiú y José Campos (repite guayabera, ahora más delgado) demostraban que no hay crisis en su relación. Javier Hidalgo, José María García y Montse también estuvieron en la boda con más glamour de la temporada.
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